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Viajar a Marruecos

Viaje 1994 - 3ª Etapa: Bin El Ouidane / Imilchil

 


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23 Agosto 1994, Martes.

He pasado una noche de perros, despertándome cada poco, con la obsesión de que no estamos seguros dentro de las tiendas, cada vez que he abierto los ojos le he pegado un vistazo a los coches para cerciorarme de que todo está en regla. No madrugamos demasiado, ya que la etapa de hoy es de las que pudiéramos llamar "blandas". Al contrario que a la hora de cenar, el desayuno nos lo tomamos con media docena de críos, pastores de la zona que cuidan rebaños de cabras, rondando a la espera de que les demos algo, o simplemente de apoderarse de la basura. Aprovechamos la presencia del agua para acercarnos a la orilla, enjabonarnos bien y darnos un chapuzón. Lo único que no podemos limpiarnos son las plantas de los pies, que se nos ponen rojas del barro. Chuchi descubre un sistema fiable para desacernos de la basura: reparte entre los chiquillos todo lo que les llama la atención y luego entierra el resto con la garantía de que no lo desenterrarán puesto que ya se han llevado todo lo que les puede servir para algo.

Cogemos a un pequeñajo de guía para salir del pantano y nos da buen resultado, ya que nos ahorra un tramo, en el que Candela esta a punto de dejarse atrás los bajos del Patrol contra unos pedruscos. Pagamos al guía con un buen montón de caramelos y continuamos nuestro camino. Según los dos mapas que he consultado antes de venir, debiéramos de estar circulando por una pista, pero el progreso es imparable y por lo que podemos comprobar, la han asfaltado.

vi94b108.jpg (4988 bytes) - La pista ha sido asfaltada.

Llegamos a una bifurcación de la carretera y mientras esperamos a que vengan Candela y Nacho que han retrocedido para preguntar por donde se va a Ben Cherro, aparece un alemán en una moto de trail cargada hasta los topes y se queda parado junto a nosotros consultando el mapa ante el dilema de que camino seguir. Nos cuenta que en principio venían dos amigos, con una moto cada uno, para recorrer Marruecos, Portugal y España durante tres meses. Dos días atrás el amigo tuvo un accidente, concretamente en Azilal, a consecuencia del cual dejó la moto hecha unos zorros, regresando a Alemania en avión, dejando solo al alemán que nos ocupa. Entre otras cosas tiene pensado visitar los Picos de Europa. Le ofrecemos agua fresca de la nevera, que aunque no este demasiado fría, seguro que está menos caliente que la que él lleva en un odre colgando junto al motor de la moto. Al parecer todos tenemos que seguir por el mismo camino, a la izquierda, aunque él se dirige a El Ksiba, ya que el camino de la derecha continua en dirección a Anergui, a unos 35 Km.. y muere allí. Como él circula más rápido, nos deja atrás en pocos minutos y de nuevo nos quedamos solos.

vi94b109.jpg (2949 bytes) - Viajar asomados por el techo da una nueva perspectiva.

Estamos a punto de confundirnos en el cruce que lleva a Arhbala, ya que el letrero indicador de Cherquet, solamente está a la vista de los que vienen en sentido contrario. Le sacamos partido a tope al techo solar, ya que, casi en todo momento alguno de nosotros viaja asomado por el agujero, disfrutando del paisaje y tostándose al sol como si fuese en la moto. Azu prefiere ir en la moto de verdad y se va a pasar miedo de paquete hasta que llegamos al comienzo de la pista, en donde cambiamos de nuevo; Nacho lleva el Terrano y Candela la moto, mientras que Azu se va al Patrol con Montse.

vi94b212.jpg (4940 bytes)vi94b208.jpg (3545 bytes)vi94b209.jpg (4299 bytes)vi94b213.jpg (4864 bytes)vi94b215.jpg (4178 bytes)

La pista es muy amena, semejante al tramo de Tagoudit, discurre por pequeños valles con bastante vegetación y un pequeño río, que en la época del deshielo ha debido bajar con mucha agua, ya que tramos enteros de la misma han desaparecido arrastrados por la corriente, haciéndonos circular por una sucesión de pequeños vadeos y zonas encharcadas en las que nos divertimos a tope.

vi94b114.jpg (4472 bytes) - Pequeña bereber en el "Restaurant Atlas".

Llegamos a Cherquet, en donde encontramos un par de todo-terrenos españoles parados junto a una casucha situada en el centro del pueblo, en la que un cartel pintado sobre la pared reza "Restaurant Atlas". Paramos y charlamos un rato con los ocupantes del Patrol y el Land Rover, en su mayoría catalanes, que resultan ser un viaje organizado por Marruecos, con guías y vehículos de la organización. No saben muy bien por donde van a continuar el viaje y nos remiten a los guías para obtener más detalles. Al parecer van ha hacer una ruta semejante a la nuestra. Cuando se marchan, ocupamos un par de mesas de la terraza y nos pedimos un "Whisky Beréber" (té a la menta) y unas Coca-Colas. el té resulta ser el peor que hemos probado, pero nos entretenemos un rato tomando el pelo a los chavales del pueblo haciendo disparar las alarmas de los coches con los mandos a distancia.

vi94b301.jpg (4315 bytes) - Los hombres del grupo en el puerto de Tassemit.

Seguimos avanzando y a los pocos kilómetros, después de una subida muy prolongada e inusualmente brusca, llegamos a puerto de Tassemit, situado a 2.200 metros de altura, en donde hacemos una parada para contemplar el paisaje y pegarle un viaje a un par de botellas de Ballentines Scotch Whisky (Patrocinador Oficial del viaje...). Cuando reemprendemos la marcha todos vamos mucho más "contentos". Alcanzamos la Meseta de los Lagos (Plateau des Lacs) al atardecer, concretamente pasamos junto al lago Tisslit, el más pequeño de los dos que le dan nombre a la meseta. Situado en una de las orillas, han construido un albergue y vemos que los catalanes se han quedado allí para pasar la noche. Nosotros, en contra de alguna opinión influenciada por la abundancia de féminas en el grupo catalán, decidimos continuar y apurar la luz del día lo más posible.

Pasamos por Imilchil y me sorprende encontrar tanta animación, todo está lleno de gente y en la plaza se ven mas de diez camiones Bedford, único medio de transporte colectivo que se adentra en las montañas. También han construido un hotel nuevo y han ampliado con una nueva planta el que conocimos en el viaje del 90. Salimos del pueblo sin detenernos y al poco alcanzamos la pista que va de Midelt a Tinerhir, llegando a la zona que todos conocemos de ocasiones anteriores. Ya es de noche cuando buscamos un lugar apropiado para acampar, llegamos hasta la desviación de la pista de Rich y nos paramos a tomar más whiskys junto al único letrero indicador que se puede encontrar en el centro del Atlas. Tomamos dirección hacia Hait Hani y a los pocos metros abandonamos la pista, adentrándonos en la llanura hasta que localizamos una zona plana en un oued seco y acampamos.

vi94b302.jpg (3314 bytes) - Parada "técnica" junto a la desviación de Rich.

No han pasado ni cinco minutos, cuando aparece un beréber que dice ser propietario de un Café que hemos visto unos kilómetros más atrás. Trata de convencernos para que nos quedemos allí, pero finalmente se conforma con acompañarnos a Chuchi y a mi para que le compremos unas botellas de agua. Subimos al Terrano y desandamos el camino. Mientras esperamos el agua charlamos con ellos sobre el clima y las condiciones de vida en la región. Al parecer, en toda la zona comienzan a caer las primeras nevadas a mediados de Septiembre, llegando a alcanzarse un espesor de más de dos metros, dejando toda la región incomunicada, ya que las pistas dejan de ser transitables hasta el mes de Mayo. Gran parte de la población se decide por la opción nómada; cogen todos sus trastos y se van a las tierras bajas a pasar el invierno en jaimas, para regresar en la época del deshielo. Otra parte prefiere acumular alimentos durante el verano y quedarse aislado en sus casas durante todo el invierno. En cualquier caso nos comentan que la mejor temporada para visitar la región es el mes de Junio. Se aprovechan de nosotros y nos cobran el agua al precio que quieren y regresamos al campamento, en donde el beréber nos explica que esta trabajando cerca de aquí en una maquina desbrozadora de trigo, que nos invita a visitar. Declinamos la oferta y nos preparamos la cena.

Los habitantes del Alto Atlas viven todavía de acuerdo a sus antiguas tradiciones y con una extremada cohesión social que les ha permitido sobrevivir en condiciones difíciles desde hace milenios. El invierno, riguroso y glaciar, es sinónimo de penurias y dificultades; la primavera y el otoño son momentos de arduo trabajo, mientras el corto verano, para quienes se nutren de los frutos de la tierra, equivale a la época de la plenitud, la felicidad y la abundancia. A las violentas lluvias otoñales que desbordan los torrentes y convierten los caminos en intransitables, les suceden las primeras nieves, que aíslan por completo numerosas aldeas, reduciendo su actividad a las estrictas necesidades que impone la supervivencia. Las mujeres se ocupan de ordeñar y cuidar los animales, acarrear el agua y la leña, dedicando el tiempo libre a trabajar en el telar, mientras que los hombres se ocupan de reparar todo aquello que los elementos destruyen.

Durante el invierno, los hombres jóvenes emigran en busca de trabajo asalariado, con la esperanza de ahorrar el dinero imprescindible para el sustento del hogar, compensando el eterno desequilibrio entre el ingreso por lo que se puede vender -cabras, nueces y , sobre todo, lana- y el coste de aquello que solamente se puede obtener en las alforjas del buhonero: té, azúcar, sal, utensilios y gas. En cada casa hay una pieza denominada Ikhzin (la reserva), en donde se almacena todo el grano de la cosecha (trigo, cebada, maíz y mijo) y se guarda bajo llave. Un miembro de la familia hace de administrador, y saca el Tirmt 'Was (la parte del día), que debe bastar para el alimento de todas las personas y animales de la casa. Se economiza por sistema, con la única excepción de las raras visitas y de las solemnidades establecidas por el calendario. Cuando se retira la nieve, es preciso reparar las acequias que permiten regar los campos, e impermeabilizar con arcilla los techos y paredes. Una vez concluidos los trabajos de restauración, solo queda propiciar la fecundidad de la tierra, ofreciendo al agua unos puñados de grano o la sangre de un animal. El trabajo colectivo es una institución fuertemente arraigada en la sociedad del Alto Atlas. Cuando un grupo de parientes próximos no pueden bastarse a si mismos, se recurre a la ayuda de toda la comunidad, convocando un Tiwizi. Todos los hombres de la aldea participan con un día de trabajo y a cambio se ofrece una sabrosa y abundante comida, igual que hacen los Amish americanos. Los beréberes del Atlas tienen un antiguo refrán que dice mucho sobre su capacidad de supervivencia en un medio tan duro y hostil "Cuando sopla el viento, solo se lleva las hojas. Si el árbol tiene raíces, tú lo verás florecer."

Hace bastante frió y tenemos que echarnos encima toda la ropa de abrigo que hemos traído. Recibimos la visita de un grupo de moscones que al parecer también trabajan en la maquina desbrozadora y consiguen sacarnos un cuarto de botella de Ballentines. Las chicas se van a dormir y nos dejan solos. Nos preparamos otra de lo mismo mezclado con Coca-Cola y le pegamos al frasco un buen rato. Algún listo cambia en un descuido la botella de "cubata" por la de whisky solo y le pego un trago que la dejo temblando. Cuando se me pasa la impresión le tiendo la botella a Chuchi sin decirle nada y la mete otro viaje que le deja sin voz. En medio de nuestra velada-alcohólica, aparece otro tipo corriendo descalzo que se arrodilla ante nosotros y no para de emitir algo que suena como una plegaria en beréber, totalmente ininteligible, mientras hace genuflexiones y gesticula sin cesar. Pese a que nos hacemos los tontos creo entenderle que quiere que le llevemos a Boumia. En un calculo aproximado, el citado pueblo está a un día de camino en coche de donde nos encontramos, así que es impensable, ya que ni tenemos tiempo ni combustible como para ir y volver. Cuando se convence de que no le entendemos o de que no queremos entenderle, sale corriendo en dirección a Imilchil y se pierde en la oscuridad, a una velocidad increíble para alguien que va descalzo por un pedregal. Me quedo pensando durante un rato y tengo pena del tipo, probablemente le pasaba algo grave, pero de todos modos no podemos hacer nada por él.

Candela y Nacho se van a dormir, mientras que Chuchi y yo nos damos una vuelta por los alrededores y le pegamos los últimos viajes a la botella de "cubata". Hace una noche espléndida y se ve perfectamente a la luz de la luna. Descubro que el papel Albal con el que llevamos tapadas las ventanillas del coche, se ve a varios kilómetros de distancia y da la impresión de ser una luz, por como refleja la luna. Terminamos el paseo, lo guardamos todo en los coches y nos vamos a dormir.

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