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Viajar a Marruecos

Viaje 1994 - 6ª Etapa: Tzi'n Tazacert / Zagora

 


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26 Agosto 1994, Viernes.

Nos levantamos a las 9:15. Como siempre hace una mañana espléndida. Nuestra enferma tiene mucho mejor aspecto y según dice se encuentra mejor, la primera cura ha sido un éxito.

Mientras desayunamos vemos que se acercan un niño y una niña con un perro, pero en lugar de venir hasta donde estamos, mantienen una distancia importante y nos observan.

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- Chuchi enterrando la basura.

Cada vez que alguno de nosotros se levanta, ellos se alejan aun más. Chuchi se va con un paquete de galletas y lo deja en el suelo, pero ellos solamente se acercan a cogerlo cuando Chuchi ha regresado junto a nosotros, en cuanto lo tienen, salen corriendo y se pierden en la llanura. Sin duda hay algo que diferencia claramente el Anti Atlas del Atlas Central; en esta zona aún no están acostumbrados a la presencia de las expediciones de 4x4, una auténtica delicia. Chuchi que no tiene candidatos para repartir la basura, se mete "joyero" y hace un hoyo para enterrarla, aunque su estilo con la pala deja bastante que desear.

La pista nos lleva por parajes espectaculares, es una de las zonas más hermosas que conocemos. Atravesamos una población bastante grande llamada Iknioun y nos detenemos a comprar agua. A media mañana llegamos al puerto de Tizi'n Tazzacert, una autentica zona de alta montaña, con picos relativamente abruptos. De aquí en adelante el calor va siendo cada vez más fuerte, como si nos anunciase que al final del descenso está el desierto. La pista es muy dura, llena de pedruscos que nos hacen rodar muy despacio y dando saltos que ponen a prueba la eficacia de las suspensiones.

Atravesamos zonas con extrañas formaciones rocosas, que unas veces confieren al paisaje un aspecto lunar y otras parecen sacadas de algún Western. Cuando empezamos a tener hambre, hace tanto calor que es impensable parar a comer si no encontramos una sombra. La única que aparece resulta ser una galería de mina de unos treinta metros de fondo, cuyo interior, aparte de estar protegido del calor, está lleno de mierda y no reúne condiciones para hacer un "picnic". Salimos de los valles y nos adentramos en una llanura en donde la temperatura alcanza los 50ºC, se puede observar a simple vista la distorsión que produce el aire caliente al elevarse desde el suelo. Pasamos por una zona de minas, no sabemos muy bien lo que sacarán de aquí, pero "currar" en lo que parece ser el mismísimo infierno tiene mérito.

vi94b411.jpg (3073 bytes) - Nacho.

Cuando empezamos a pensar que nos podemos derretir, llegamos por fin a Nekob y al asfalto. Dejamos los coches bajo un árbol y entramos en lo que con mucha voluntad se pudiera llamar bar, tomamos unas Coca-Colas que casi nos parecen frescas, aunque no hayan visto nunca una nevera de cerca. Hago un descubrimiento interesante, en una de las paredes tienen colgado un mapa de la región a escala 1:100.000, que demuestra sin dejar ningún lugar a dudas que existe una cartografía más completa de Marruecos, lo único que falta es conseguirla, tarea que sin duda no será fácil, ya que probablemente este tipo de mapa es para uso militar y no está a la venta en librerías, por muy especializadas que sean.

Salimos de Nekob por carretera en dirección al valle del Dráa. Conectamos el aire acondicionado y la temperatura baja cerca de veinte grados en el interior del coche, una pasada. La calzada discurre por una sucesión de rectas que después de recorrer unos 35 Km., nos llevan a Ouaouzagour, en donde comienza el oasis que llega hasta Zagora, unos sesenta kilómetros más al sur.

vi94b412.jpg (4982 bytes) - Un improvisado "chapuzón" en el Oued Draa.

Nacho se detiene junto a un puente y baja corriendo al río, en donde se mete sin pensarlo dos veces y ni siquiera quitarse la ropa, se ve que el aire acondicionado de la moto deja mucho que desear. Los demás seguimos su ejemplo y nos damos un refrescante remojón. Mientras estamos en ello, aparece una mujer con un dedo hinchado, que se empeña en que le demos algo para curárselo, Chuchi hace las veces de médico y le da una pomada y una venda para que se lo tape, aparte de tres pastillas de glucosa para que se tome... al menos estaremos seguros de que mal no puede hacerle. Hacemos un par de intentos por coger una pista que se supone ha de llevarnos junto al oasis, paralelos a la carretera, hasta Zagora, cuando creemos que la hemos encontrado, descubrimos que se corta a unos cientos de metros del comienzo. Viendo que no podemos continuar, no lo damos todo por perdido y aprovechando las sombras de unas palmeras comemos, eso si, observados por un montón de chiquillos que han salido de no se donde. A los postres se reparte la basura y decidimos por unanimidad, que ya ha estado bien de pistas por hoy, así que cruzamos Tansiknt y cogemos la carretera en dirección a Oseb er Rommad y a Zagora.

En algunas zonas se observan ya pequeñas dunas, que anuncian la proximidad del desierto. Llegamos a Zagora al atardecer y nos detenemos en una gasolinera para llenar a tope todos los depósitos y herricans que tenemos. Entramos en el Hotel Reda Zagora (****) y con nuestras pintas de desarrapados, nos instalamos junto a la piscina y nos ponemos tibios de Heineken helada. Echamos un vistazo a la guía que me he traído y decimos ir al camping "De la Montaña", que al parecer es el mejor de la zona..., seguimos los carteles ya completamente de noche y por una pista polvorienta llegamos al "camping", por llamarlo de alguna manera. Según entramos, un camello está a punto de comerle un brazo a Nacho.

vi94b413.jpg (2836 bytes) - El camello "carnivoro"...

El dueño del camping nos enseña los camellos que tiene en un corral (los que no muerden) y se ofrece para que mañana hagamos una travesía por el desierto sobre sus "chepas" (las de los camellos), le comentamos que tenemos bastante prisa y que no nos podemos entretener, ya que nos gustaría dormir mañana en el Erg Chebbi, que no está precisamente cerca. Compramos una caja entera de botellas de agua y rellenamos el bidón en un grifo que hay en el camping, por supuesto que aunque no se trate de agua para beber, le metemos "veintitantas" pastillas potabilizadoras "por-si-acaso". Dejamos pagada la estancia para poder salir muy temprano. El dueño, Mohamed Azagar, me comenta que la biblioteca de Tamegroute está abierta al público y que se puede visitar, muy a mi pesar, tendremos que dejarlo para el próximo viaje.

Los únicos vecinos que tenemos, son unos catalanes con un Land Rover, con los que no llegamos a cruzar palabra. Mientras montamos las tiendas, sin los dobles techos, ya que la temperatura nocturna se acerca a los 37ºC, se nos "pega" un cachorro de perro de marca no identificada que se queda rondando por la zona. Al terminar de cenar, vemos que la rueda trasera izquierda del Patrol se está desinflando, pero se opta por dejarla así hasta mañana. Nos damos una ducha y el agua fría está caliente, produciendo una sensación de frío intenso al salir de ella, que se pasa a los pocos minutos. No tardamos en irnos a dormir, ya que pensamos levantarnos a las 6 de la mañana, para intentar evitar en lo posible el calor que se supone ha de hacer en el recorrido que tenemos previsto.

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