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Viajar a Marruecos

Viaje 1998 - 5ª Etapa: Tinerhir / Tizi'n Tazacert

 


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21 Agosto 1998 Viernes

Desayunamos en el res- taurante del hotel y luego nos vamos a la piscina a pegarnos un buen baño. A la luz del día vemos que la piscina también ha sido afectada por el progresivo deterioro de las instalaciones del hotel, del trampolín solo quedan los soportes de la base, el agua esta completamente turbia y en lugar de verse azul - piscina, el color es más bien verde - charca. Las tumbonas han desa- parecido y solamente quedan un par de sombrillas. Salimos a despedir a los de Huelva que se marchan hacia Rissani. De regreso a la piscina me tuerzo un tobillo y como consecuencia me caigo al suelo ante el cachondeo de Benson & company que dicen que parezco una tortuga moviendo las patas si poder darme la vuelta... Ya me vengare, ya...

Abandonamos el hotel a eso de las 12 del mediodía. Llenamos los depósitos de combustible y compramos pan y agua abundante. Entramos en la pista de Iknioun sin ningún problema, ya que han colocado un cartel indicador (bonito detalle). Circulamos toda velocidad por las polvorientas pistas que nos llevan al primer pueblo. Vemos que Nacho, que marchaba delante, regresa sobre sus pasos. Al parecer le han recibido a pedradas unos chiquillos y viene a advertirnos para que tengamos cuidado, no nos vallan a joder una luna. Nos anudamos la cinta alrededor de la cabeza y como si fuésemos Rambo entramos en el pueblo deteniéndonos a observar en cada cruce, hasta que, en uno de ellos encontramos a media docena de críos con piedras en las manos, que al vernos parados delante, mirándoles con cara de pocos amigos dejan caer las piedras y desaparecen corriendo en la lejanía a una velocidad increíble.

Lentamente vamos ganando altura ascendiendo la vertiente Norte del Jbel Sahro, parte del Anti Atlas, formado esencialmente por basalto de origen volcánico. Encontramos gran cantidad de enormes lagartos que mueven la cabeza arriba y abajo, como si nos saludasen mientras pasamos. La pista es un asqueroso pedregal durante gran parte de la subida y nos obliga a circular muy despacio para evitar que las puntiagudas piedras, afiladas como cuchillos, nos destrocen algún neumático. Continuamente se cruzan por la pista unos escarabajos enormes y negros que "crujen" al pasarles las ruedas por encima. Los hay a miles, parece una auténtica invasión.

Alcanzamos las llanuras en las que acampamos en el 94 y decidimos adentrarnos en un oued seco, cuyo fondo esta fundamentalmente compuesto por arena y gravilla mezclados casi a partes iguales, resulta divertidísimo dar trompos y hacer giros cerrados sobre este suelo. Pero en un momento dado atravesamos una zona mucho más blanda y el Mitsubishi se clava literalmente en el suelo en el lugar en que más grande es la extensión arenosa a nuestro alrededor. Solo de pensar en sacar la pala me entran sudores, así que coloco la reductora, meto la marcha atrás y consigo retroceder un par de metros, primera y gas, segunda y más gas, tercera y gas a tope y consigo que el coche salga del hoyo y gane velocidad, hasta que llegamos a una zona más dura y pudimos regresar a la pista sin ningún problema, pero decidimos no jugar más antes de la hora de la comida, no vaya a ser que a la próxima no pueda salir solo y tengamos que ponernos a trabajar, que con este sol no apetece mucho.

9809peq.JPG (2087 bytes)  Paramos a comer y de nuevo comprobamos que aquí la gente esta aun sin malear, son el polo opuesto de los habitantes de los pueblos que cruzamos al atravesar el Atlas Central. Aquí, no se acerca nadie a nosotros mientras comemos, hay un grupo de pastores y curiosos que nos observan sentados en unas piedras a unos 70 metros de nosotros. Cuando nos levantamos para recogerlo todo, se alejan aun más y solo cuando nos vamos, podemos observar por el retrovisor que se acercan al lugar en donde comimos, a ver si encuentran algo útil entre la basura, pero solo hemos dejado un par de botellas vacías, ya que el resto de la basura se viene con nosotros hasta que encontremos un lugar adecuado para dejarla o en su defecto enterrarla convenientemente lejos de miradas curiosas, evitando así que luego la desentierren de nuevo.

Después de comer se le une a Nacho un motero local con una moto de esas de la segunda guerra mundial, al que después de preguntarle en un cruce si llevamos la dirección correcta hacia Ikniounn, decide de motu propio guiarnos personalmente hasta allí y además desafía a Nacho, diciéndole que su reliquia de moto es capaz de mojar la oreja a la XT... je, je... Le decimos que no necesitamos guía, que ya llegaremos solos y echamos a andar. El "motero suicida" sale disparado detrás de Nacho y los demás hacemos lo propio para no perdernos el insólito duelo. Cinco o seis kilómetros más allá, no solo Nacho no ha conseguido separarse ni 20 metros del "motero suicida", si no que, le esta costando un triunfo evitar ser adelantado... finalmente se detiene en la cuneta para esperarnos y cuando le alcanzamos nos dice que mejor seguimos a un ritmo normal, no vaya a ser que por hacer el gilipoyas con el "motero suicida", acabemos teniendo un accidente. Creo que es mejor olvidar el incidente... ¿qué sería capaz de hacer ese tío con una super moto del Dakar? Increíble pero cierto.

Estamos a punto de equivocarnos de camino y dirigirnos hacia Tagdilt, pero el GPS enseguida nos muestra nuestro error y retomamos el camino correcto. Buen invento el GPS. Cruzamos el puerto de Tzi'n Tazazert y comenzamos a descender por la vertiente Sur del Anti Atlas. El espectáculo de las formaciones basálticas bajo el efecto del sol de la tarde hacen que nos detengamos cada diez minutos para hacer fotos. Las pistas en esta zona se encuentran en buen estado y salvo algunas zonas de piedras muy abundantes, vamos rodando a un ritmo relativamente bueno.9810peq.JPG (1161 bytes) Ya casi se esta esfumando el día cuando llegamos al pie de unas formaciones rocosas que nos llamaron mucho la atención en el 94 (* Foto) y descubrimos con sorpresa que han instalado un café - restaurante, un pequeño edificio de adobe flanqueado por dos jaimas. Decidimos parar a tomar un té y a ver si se puede acampar.

El dueño es un tipo muy simpático y nos enseña una "zona de acampada" consistente en un área rectangular de unos 5x15 metros, en la que las piedras más grandes han sido retiradas y se ha añadido gravilla fina, para hacer el suelo lo más confortable posible... Si seguimos adelante tendremos que acampar en algún pedregal en medio de la noche, así que decidimos instalarnos sin pensarlo dos veces. Nos acomodamos en una de las jaimas y tomamos Coca-Cola y un delicioso té de menta. Mientras estamos en ello, Candela pega un grito, se sacude el brazo y sale corriendo de la jaima como si el mismo diablo le persiguiese y Nacho le sigue a la misma velocidad escasos centímetros detrás de él. En ese momento los demás conseguimos entender lo que grita Candela: "¡UN ESCORPION! ¡UN ESCORPION!" Desbandada general, cada uno sale de la tienda como puede... unos por encima de los otros. En dos segundos no quedan en la jaima más que las mesas y los pequeños taburetes tirados por el suelo. Nacho corrobora la versión de Candela, dice que tenía un "insecto" en el antebrazo, que al menos medía 5 o seis centímetros. Cojo mi pedazo de linterna "Maglite" y comienzo a examinar el suelo de la jaima palmo a palmo, levantando las alfombras con mucho cuidado. En ese momento viene el dueño atraído por el revuelo general y nos explica que por aquí no hay escorpiones, que estemos tranquilos, que son una especie de arañas enormes y que corren a una velocidad realmente increíble, pero completamente inofensivas.

Pese a las explicaciones del dueño, decidimos sacar las mesas y las sillas y cenar sentados en lugar de seguir todos tirados en el suelo por el interior de la jaima. Colocamos las tiendas de campaña, a modo de mosquiteros (sin doble techo), ya que estamos a unos 30º C y la noche promete ser muy buena, pero todos tenemos obsesión "insectívora". Una vez instalado el campamento nos sentamos a las mesas y mientras seguimos tomando Coca-Cola, el dueño nos trae la carta. Pedimos Espagueti boloñesa y Tagine para todos y comenzamos una amena tertulia sobre lo que damos en llamar "I.C.N.I." (Insecto Corredor No Identificado) y que tanto revuelo ha causado y sigue causando, ya que todas las chicas tienen los pies sobre otra silla o bajo el trasero, pero ninguna tocando el suelo...

La cena resulta estupenda, esta todo fenomenal, incluido el melón que nos sirven de postre. Estamos a punto de terminar con las reservas de ron, pero aun nos queda una abundante provisión de whisky, así que obsequiamos al dueño y los camareros con media botella y se quedan encantados. Mientras tomamos las copas, vemos pasar corriendo otro I.C.N.I., su tamaño y velocidad son simplemente increíbles, va a toda leche. Pese a que corre por una explanada enorme, cuando regreso con la Maglite, para verlo con mayor detalle ya ha desaparecido y no somos capaces de encontrarlo. Después de mucho beber nos vamos a dormir, con cierta psicosis respecto a los insectos corredores.

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