Viaje 1998 - 6ª Etapa: Tizi'n Tazacert / Zagora |
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Son tan grandes como un paquete de tabaco... Compramos unas cuan- tas
botellas de agua mineral y pagamos la cuenta y salimos en dirección a Nekob.
El paseo es una maravilla, la pista atraviesa zonas de espesos
palmerales y cultivos. Nuestros coches levantan muchísimo polvo, lo que nos obliga a
circular dejando una gran distancia entre uno y otro vehículo. En ocasiones resulta
fácil despistarse, ya que encontramos auténticos laberintos de caminos y pese a las
instrucciones que nos vamos dando por la emisora, hay veces que todos los caminos parecen
idénticos. Paramos a comer en medio del palmeral, cerca del pueblo de Benizouli. El calor resulta agobiante pese a la sombra de
las palmeras, 45ºC a la sombra, con algo de humedad por el río: sofocante. En cuando
dejamos atrás las montañas del Anti Atlas, la
proximidad del desierto se hace palpable a través del calor, así que comemos deprisa y
emprendemos la marcha lo antes posible.
Después de rodar unos 70 kilómetros por esta polvorienta pista, llegamos a
Zagora. Paramos en el hotel Reda a tomarnos unas cervezas frías que entran solas, pedimos dos rondas seguidas, la primera para la sed y la segunda para disfrutar de ella... Pagamos Candela y yo a cuenta de la apuesta del mensaje en la botella. Preguntamos el precio y nos da la sensación de que quieren timarnos con las habitaciones, así que decidimos poner en marcha la técnica del "Guía".Nos vamos candela y yo, mientras que los demás se quedan tomando cervezas tan ricamente. Nos dirigimos a otro de los hoteles buenos de
Zagora, el Salam, más pequeño que él Reda, pero más agradable y acogedor, con una piscina que es una gozada. Aparcamos delante y mientras yo espero en el coche, Candela entra en la recepción. Al cuarto de hora sale convertido en "Don Guía" y ha conseguido un suculento descuento que le abonarán a él como comisionista... Así que regresamos al Reda y nos traemos a toda la tribu.Una vez registrados vamos a las habitaciones, que están en una edificación de dos alturas alrededor del patio central, en el que también se encuentran la piscina y un restaurante, este último ubicado en una jaima típica. Las habitaciones están bien y el patio central es muy bonito, lleno de plantas por todas partes. Así que no perdemos tiempo y nos pegamos un buen baño en la piscina. El agua esta fenomenal y solo nos decidimos a salir cuando nos pueden las ganas de cenar.
Cenamos en la jaima del hotel, bastante bien, pero comprobamos de nuevo que Benson no es muy amigo de la comida típica de la zona, todo le da asco, así que se queda casi sin cenar. Tras la cena nos vamos a dar un paseo nocturno por el pueblo. Como siempre un incidente desagradable pone la nota negativa a una agradable jornada, a Candela le pegan un "higazo" en la espalda, sí, como suena, suponemos que fueron unos críos los que le tiraron con un higo chumbo y le pusieron perdida la camiseta y Montse tuvo que quitarle los pinchos con unas pinzas. Pese a todo, tomamos un café sentados en una terraza y con la misma regresamos al hotel. Benson y Ana como son nuevos en esto, se dejan embaucar por unos comerciantes que consiguen que entren en su tienda, con el truco de que quieren que les escriban una carta en español, ya que ellos no saben... Los demás esperamos en la calle mientras otro colega de los del interior nos da la paliza para intentar meternos a todos en la tienda, lo lleva claro. Rescatamos a Benson y Ana y de regreso al hotel les contamos que lo de la carta es un truco para meternos a todos en la tienda, contarnos por enésima vez la historia de las alfombras y tratar de vendernos algo. No dan crédito, les parece demasiado "sutilmente perfecto" para ser cierto. "Jodios críos", ya aprenderán.
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