21 Agosto 1994, Domingo.

Al parecer en este viaje estamos dispuestos a romper todos los récords, nos levantamos a la hora que teníamos prevista: las 7:30 de la mañana. Nos damos una ducha, recogemos nuestras cosas y estrenamos las camisetas de 4x4, que nos han traído Candela y Montse. Nos hacemos la foto de comienzo del viaje, junto a los vehículos y desayunamos en el bar del camping. A las 8:30 salimos en dirección a Algeciras, a donde llegamos sin contratiempos. No encontramos aglomeración de coches y solamente tenemos que esperar unos veinte minutos para embarcar, quedando situados en primera línea para el desembarco. Disfrutamos del panorama de una mañana soleada durante la travesía, Chuchi y yo nos tomamos una copa para hacer mas llevadera la singladura. En esta ocasión no vemos delfines, pero en su lugar divisamos una enorme aleta dorsal negra que muy bien pudiera ser de una horca.

Desembarcamos en Ceuta (Shebta, para los marroquíes) y nos dirigimos directamente a la frontera, parando en el surtidor que está unos metros antes para llenar los depósitos de los coches y la moto. Nos llevamos una agradable sorpresa al comprobar que el diesel solamente cuesta aquí 40 Pts. por litro, contra las ochenta que cuesta en la peninsula. El trámite aduanero resulta igual de engorroso que otras veces, pero al menos nuestra recién adquirida costumbre de madrugar nos sirve para no pasar el mismo calor de otras ocasiones. El único contratiempo resulta ser que Candela no lleva la carta verde del seguro y tiene que hacer uno por diez días que le cuesta 9.000 Pts. Mientras esperamos a que le hagan el seguro y termine los papeleos aduaneros, comprobamos que en una de las dependencias de la policía marroquí, se amontonan todo tipo de emisoras de radio, confiscadas, de todos los modelos imaginables. Cuando por fin tenemos todos los papeles en regla pasamos por el control aduanero. A Candela se le ponen los pelos de punta cuando se acuerda de que lleva una pistola de aire comprimido guardada detrás de su asiento, me pregunta si convendría declararla y le digo que lo mejor que puede hacer es cruzar los dedos... después de todo tenemos suerte, ya que nos dejan pasar si mirarnos los "bugas". Paramos a tomar unos refrescos en el primer bar que encontramos después de pasar la frontera y Nacho nos dice que a él le han parado y le han preguntado si lleva algún arma en la moto...

Continuamos a buen ritmo por una carretera que está en mejores condiciones que otros años, también nos llama la atención que no vemos conductores "suicidas", como los de otras veces, después de todo quizás algo esta cambiando en este país. Compramos pan para la comida al pasar por Larache y nos detenemos a comer en un bosquecillo bastantes kilómetros mas al sur, ya que los bosques de esta zona están llenos de basura por todas partes. En esta ocasión el clima también es más benigno con nosotros, la temperatura es mucho más suave que otras veces y circulamos con las ventanillas abiertas, sin tirar del aire acondicionado, hasta la hora en que el sol cae a plomo, momento en que nos aburguesamos y cerramos las ventanillas para disfrutar de la tecnología moderna...

Después de la comida me paso al Patrol y mientras Candela conduce, yo me dedico a estudiar el G.P.S., En una parada para tomar agua introduzco las coordenadas de Meknes y utilizamos por primera vez la pantalla de navegación, quedando asombrados cuando vemos que el minúsculo aparato nos indica la distancia en línea recta que nos queda en cada momento y el rumbo que debemos seguir, aparte de decirnos si vamos desviados a la derecha, a la izquierda e incluso la velocidad del vehículo. También puede darnos la hora estimada de llegada y la velocidad media del coche, pero eso es de segundo curso y aun no hemos llegado tan allá. La cuenta de la distancia se va reduciendo hasta que llegamos a Meknes, en donde, al pasar por el centro de la ciudad, nos da una medición de 150 metros de distancia del punto que habíamos marcado sobre el mapa... un autentico éxito, teniendo en cuenta que hemos obtenido las coordenadas de situación, de un mapa escala 1 : 1.000.000. Seguimos hacia el sur pensando en las posibilidades de navegación que nos dará el G.P.S. cuando circulemos por el desierto, haciendo imposible que nos perdamos o que no lleguemos a donde tenemos previsto, le doy vueltas en la cabeza a la idea de abandonar la ruta que tenemos prevista entre Zagora y Merzouga, pasar del rutómetro que traemos y hacer una auténtica etapa de navegación fronteriza, cruzando las grandes planicies y los lagos secos que se encuentran cerca de Argelia, en una zona auténticamente sahariana.

En un momento dado llegamos a un cruce y Nacho pasa de largo, los demás nos detenemos y vemos que indica Khenifra a la derecha. Esperamos a que vuelva Nacho y aprovechamos para tomar un trago de agua fresca. Cuando estamos todos juntos cogemos la desviación y nos adentramos en las montañas del Medio Atlas por una sinuosa carretera que no permite distraerse de la conducción. Llevamos recorridos unos 30 kilómetros cuando comienzo a pensar que nos hemos equivocado de camino, ya que estamos avanzando en dirección sudoeste en lugar de sur y no hemos pasado por la zona de los bosques de cedros de Azrou. Consulto el mapa y lo veo claro, hemos tomado una carretera secundaria que nos lleva directamente a Khenifra, sin pasar por Azrou. La cosa no tiene demasiada importancia, el mayor problema es que rodamos más despacio que si fuésemos por la carretera principal a la que vamos a parar en Mrirt, unos 30 Kms. antes de llegar a la capital de la provincia, Khenifra. Candela lleva un rato la moto para que Nacho, que empieza estar "negro", por el efecto conjunto del sol y la porquería que se le va pegando al cuerpo, pueda descansar durante un rato. Poco después del cambio de "motero", se levanta un fuerte vendaval que hace volar por el aire nubes de polvo y que convierte la conducción de la moto en un autentico ejercicio de equilibrista, nos detenemos en el arcén y Nacho, a pesar suyo, se encarga de nuevo de la Yamaha.

La carretera principal se adentra en una vasta zona de llanuras que discurren paralelas a la cordillera del Atlas Central o Alto Atlas. Anochece antes de que lleguemos a la altura de Kasba Tadla, población importante que vemos resplandecer en la oscuridad desde la carretera, cuando aun nos quedan unos 80 Kms. para llegar al punto en que nos desviaremos en dirección a las Cascadas de Ouzoud y las pistas. Pasamos la ronda de circunvalación de Beni Mellal, la ciudad mas importante que podemos encontrar en la carretera Fez - Marraquech, única en la zona con aeropuerto y al segundo intento conseguimos echar gasolina. El cansancio acumulado estos dos días, se va dejando notar y las rectas que suceden a Beni Mellal (alguna de ellas con unos cuarenta kilómetros), se nos hacen interminables, da la impresión de que a medida que avanzamos por ellas, se van estirando, como los pasillos de las películas de suspense... Paramos varias veces a preguntar y cuando ya estamos a punto de dejarlo para el día siguiente, encontramos la entrada hacia El Kemis des Oulad Ayad.

El primer intento de dirigirnos a las Cascadas, falla cuando nos equivocamos de dirección en el primer cruce que encontramos. A la segunda lo conseguimos y avanzamos por una carretera que asciende bruscamente por las laderas del Atlas. Decidimos que nuestro grado de cansancio es alto y que no merece la pena arriesgarnos intentando llegar de noche a Ouzoud, así que circulamos despacio tratando de encontrar un buen sitio para acampar. A unos quince kilómetros del inicio de la carretera, encontramos un bosque a la izquierda de la calzada, que tiene una zona llana suficientemente amplia como para montar las tres tiendas. Inspeccionamos los alrededores y decidimos quedarnos aquí. Aun estamos montándolas cuando aparece el primer moscón, que viene como cabeza de puente de otros siete u ocho, que se instalan al otro lado de la carretera mientras cenamos y se quedan allí hasta que terminamos con el postre, momento en que se acercan a ver si pueden sacar algo.

Después de la cena me dedico a calcular posiciones en el mapa e introducirlas en el G.P.S., para poder seguir haciendo practicas con él durante la etapa de mañana, cuanta mas experiencia en su manejo adquiramos antes de llegar al sur, más fácil será que podamos pasar de las pistas y adentrarnos en el desierto puro. Los "visitantes" miran muy interesados el G.P.S. y finalmente se retiran. Comentamos la posibilidad de hacer guardias, pero la idea no tiene adeptos y acabamos por desecharla. Todos se van a dormir y me quedo solo haciendo cálculos con el mapa. A eso de las tres y media apago el luming gas y descubro que hace una noche espléndida con una inmensa luna llena que permite ver como si fuese de día, únicamente se escucha el ruido de las hojas de los árboles, movidas por una leve brisa. Guardo las cosas en la tienda, dejo el luming bajo la rueda delantera del Terrano y me doy una vuelta con la linterna por los alrededores mientras me fumo el último cigarro del día, antes de cerrar el coche y poner la alarma. A eso de las cuatro de la mañana me voy a dormir.

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